Cuando algo está destinado a pasar, sucederá. Era cuestión de poco tiempo para que el primer jugador oriundo de El Vigía en las Grandes Ligas diera su primer batazo de cuatro esquinas. En la noche del 26 de agosto, parecía que había llegado el día, pero un «Juez» pospuso el gran momento. En la jornada siguiente, ya no hubo nada ni nadie que lo evitara: Andrés Chaparro se «sacó la espina» con Aaron Judge y conectó su primer jonrón en las Mayores.
El lunes pasado, la mesa estaba servida para que el venezolano sacara su primera pelota del parque. Era la parte baja del cuarto episodio entre Nacionales de Washington y Yankees de Nueva York, y Chaparro enfrentaba al excéntrico Néstor Cortés Jr. Ya con un hit en el compromiso y con cuenta de 1-2, el criollo pescó una recta cortada y la mandó a volar por el jardín central del Nationals Park. Aaron Judge, atento a la trayectoria de la pelota, saltó en el instante correcto para robar el vuelacercas que iba a comenzar la cuenta en Grandes Ligas para el actual Novato del Año de la LVBP. Por si fuera poco, regresó la esférica al cuadro para completar un doble play.
Esta vez, ¡sí!
Sin embargo, si la espera para debutar en el «Big Show» había valido la pena, pues con su primer jonrón no iba a ser diferente: martes 27 de agosto, también en el cuarto inning, teniendo al frente al actual Cy Young de la Liga Americana, Gerrit Cole, y con cuenta de 2-2, el infielder de 25 años jaló una recta de cuatro costuras al jardín izquierdo con un maderazo que contó una velocidad de salida de 102.8 mph y recorrió 376 pies… ¡Adiós, pelota!
«Apenas hice contacto con la pelota, sabía que se había ido. Y por suerte, Aaron Judge no estaba cerca»
Andrés Chaparro a MLB.com
Para más buenas noticias, fue el primer cuadrangular de un back-to-back, ya que su compañero José Tena también «se fue para la calle» ante Cole en el turno siguiente.
Vale la pena recordar que los Yankees fueron los que firmaron originalmente a Chaparro en 2015, pero no contó con ningún chance real de estar en el roster principal de los «Mulos». Arribar al equipo de la capital fue toda una bendición para un toletero que buscaba la oportunidad de causar un impacto.