El inicio dramático, donde las victorias eran inexistentes, terminó con una clasificación igual de intensa. Los Mets de New York se metieron en la postemporada de Grandes Ligas este lunes, en el último día del calendario, venciendo 8-7 a los Bravos de Atlanta.
En el primero de una doble cartelera, de la que dependían los últimos dos boletos a octubre, los dirigidos por el venezolano Carlos Mendoza vinieron de atrás en dos oportunidades para avanzar.
El jovencito Spencer Schwellenbach subió a la lomita por los Bravos y pintó de blanco a la visita durante 7.0 innings. En ese lapso los de casa se adelantaron con tres rayitas tras los jonrones de Ozzie Albies y Ramón Laureano.
Sin embargo, los Mets -negados a dejar su clasificación para última hora- lograron reaccionar en la alta del octavo con un racimo de seis carreras ante tres lanzadores distintos. Francisco Alvarez y Francisco Lindor empujaron las primeras dos ante los envíos del boricua Joe Jiménez, que fue incapaz de colgar siquiera un out y dejó dos hombres en base.
Raisel Iglesias intentó frenar el ataque neoyorquino. Pero José Iglesias igualó las acciones, Mark Vientos -con un elevado de sacrificio- los puso arriba y Brandon Nimmo amplió la ventaja a 6-3 con un estacazo de 405 pies por el jardín derecho.
Atlanta, consciente de lo que estaba en juego, respondió inmediatamente. Jarred Kelenic empujó una con un sencillo y Ozzie Albies -con un batazo que pegó de la pared del jardín izquierdo- barrió las bases para devolverle el control a los Bravos y hacer vibrar el Truist Park. Parecía que todo estaba dicho, pero no. Francisco Lindor tendría la última palabra.
Ante el primer pitcheo de Pierce Johnson, el boricua sacó la bola por todo el jardín central para poner el definitivo 8-7 que le permitió a los Mets apuntarse a la postemporada. El resto es historia. “El suggar” Edwin Díaz sacó sin problemas los últimos tres outs del juego y se acreditó la sexta victoria de la campaña para mejorar su efectividad a 3.52.
Una temporada épica
Una clasificación in extremis, definitivamente, era lo más acorde para sellar la temporada regular de los Mets, que comenzaron el 2024 con el recuerdo de una campaña nefasta en la que ganaron solo en 75 ocasiones y quedaron a 29 juegos de diferencia del líder de la división, justamente los Bravos de Atlanta (104-58).
Trajeron al venezolano Carlos Mendoza, antes coach de los Yankees, para intentar dar forma a un proyecto por el que pocos abogaron. Y el comienzo fue, a decir verdad, muy desalentador con cinco derrotas en fila, pero -poco a poco- todo fue tomando forma.
Y terminaron siendo la séptima mejor ofensiva de la Liga Nacional, ligando para .247, la quinta con más carreras anotada (768) y la cuarta más con jonrones (207).
Francisco Lindor cargó en hombros con la ofensiva, mientras Pete Alonso sentenciaba con jonrones. Y a la postre apareció José Iglesias para potenciar el ataque. Siempre que hubo un tropiezo surgió un protagonista inesperado, como Luis Torrens ante la lesión de Francisco Álvarez o Luisangel Acuña, que hizo su debut en Grandes Ligas para llenar los zapatos de Lindor y fue determinante en la recta final.
Todo esto mientras Sean Manaea, Jose Quintana y un repotenciado Luis Severino guiaban la rotación a puerto seguro, siempre confiando en que para los innings finales estaba un Edwin Diaz, ansioso por recuperar el tiempo perdido y recordar porque ha sido uno de los cerradores más determinantes de los últimos años.
Así, con poco para algunos, pero lo suficiente para ellos, los Mets dieron un golpe sobre la mesa y volvieron a postemporada.