El mejor equipo de las Grandes Ligas de principio a fin. Eso fueron los Dodgers de Los Angeles, que la no noche del jueves se coronaron en la Serie Mundial ante su archirrival, los Yankees de Nueva York.
No siempre un conjunto plagado de estrellas te garantiza el campeonato, pero los dirigidos por Dave Roberts demostraron que la chequera importa y también lo que se hace en el terreno.
Arrollaron en la ronda regular, pese a tropiezos se llevaron la postemporada en la Liga Nacional y en el Clásico de Otoño no fue la excepción.
Se enfrentaron ante la mejor novena de la Liga Americana y los hicieron ver la mayoría del tiempo como una filial Doble A. Y sí, el rival eran los todos poderosos Yankees de Nueva York.
Desde el morrito las presentaciones de Walker Buehler, Yoshinobu Yamamoto y Jack Fhaherty. Desde el bullpen con Brusdar Graterol, Blake Treinen y Daniel Hudson, por ejemplo, se encargaron de maniatar a los Mulos del Bronx.
Si algo caracteriza a los californianos es la constancia. Este es un trabajo de años por parte de todo el tren gerencial.
En los últimos 12 años han avanzado a los playoffs. En las últimas ocho ediciones se han metido cuatro veces a la Serie Mundial y se han llevado el trofeo a casa en dos ocasiones. La última en 2020.
Dave Roberts es parte de eso. El mánager siempre no ha estado exento a criticas por lo que significan los Dodgers de Los Angeles y por la inversión. Aún así se ha mantenido al frente y logró su segundo campeonato al mando.
«Aaron es el único en el béisbol que realmente puede identificarse con mi trabajo en el sentido de que o ganas un campeonato de la Serie Mundial o has fracasado y no estás haciendo un buen trabajo en los respectivos mercados», sentenció post juego.