Predecir como saldrán ciertas operaciones que involucran a los peloteros, puede ser complicado. Sin embargo, el arribo de Martín Pérez, vía cambio, a los Padres de San Diego, está resultando en un movimiento brillante.
En la fecha límite, el serpentinero venezolano llegaba a la franquicia californiana para ser parte de una rotación necesitada, de forma urgente, de un zurdo.
Procedía de los Piratas de Pittsburgh, equipo al que enfrentó en la jornada del 14 de agosto y donde hizo cumplir una máxima del deporte, «la ley del ex».
El de Guanare, nos hizo recordar a su versión de los dos años anteriores en su carrera: laboró en una salida de 5.1 innings, permitió 5 imparables y una sola anotación, producto de un cuadrangular, ponchó a 8 rivales, y se llevó la victoria, la número 3 de la temporada.
Dicha apertura, corresponde a la tercera desde que porta el uniforme de la franquicia religiosa, y sus estadísticas con su nuevo equipo son descomunales:
En una actividad de 18.1 episodios, tiene una efectividad de 1.96, un WHIP de 0.76, 21 abanicados y apenas ha otorgado 3 boletos.
Este rendimiento no parece corresponderle al pitcher que fue contratado por un año, al inicio de la zafra, por los «Bucaneros», con un 5.20 de ERA y 1.65 de WHIP.
El secreto está en su forma de lanzar: es más agresivo al momento de buscar los ponches, confiando más en su recta y en su curva.
Eso sí, todas las carreras (4) que ha permitido con los Padres han sido por la vía del cuadrangular (4 batazos de vuelta completa en solitario).