Desde el comienzo de la temporada 2022-2023 era mucho lo que se esperaba de Águilas del Zulia, por la incorporación de sus grandeligas a medida que avanzara el campeonato, pero, entre los retrasos en el arribo de su importación, el desatino de la misma, y algunas incongruencias con su mánager del inicio, Marco Davalillo, los zulianos caminaron en dirección contraria al objetivo y este jueves, con la derrota ante Bravos quedaron sin opciones de conseguir el milagro y avanzar a enero.
Con las once derrotas al hilo entre la octva ay novena semana de acción, los dirigidos por Orlando «Pepita» Muñonz fueron cabando su tumba, pese a tener el «mejor» pitcheo de la liga, con 4.51 de efectividad. El dígito, ciertamente, no es vistoso, pero da cuenta del porqué no pudieron continuar a los playoffs de un circuito en el que predomina el bateo, esa mezcla que ciertamente no lograron condensar, pese a contar con la solidez sobre la lomita de Mario Sánchez, candidato al Pitcher del Año y número uno entre las sistituciones de cara al round robin de la LVBP.
El bateo no existió
La ofensiva de Zulia apenas superó los .250 de promedio y de sus 444 incogibles, apenas 87 fueron extrabases, distribuidos en 66 dobles, solo 10 triples y 21 cuadrangulares. Apenas Carlos Herrera, Jesús Chirinos, Álex Romero y Bryant Flete lograron sostener un promedio por encima de los trescientos durante todo el año.
La salida temprana de acción de Jackson Chourio y Osleivis Basabe ya dejó minusválida la alineación y pese a que Ender Inciarte estuvo en acción por un largo mes tampoco rindió lo que se esperaba. Salvador Pérez y Rougned Odor llegaron encendidos, pero frente a un panorama nublado era casi impoisible cambiar la vista.