“No puedes vencer a alguien que nunca se rinde”, es una frase de Babe Ruth, que trascendió generaciones y quedó acuñada como una máxima del béisbol. Hoy, al igual que muchas otras veces, cuadra perfecto en la ecuación que describe una gran historia de superación. Esta vez la del venezolano Yilber Díaz.
El lanzador, de 23 años, protagonizó en Grandes Ligas un debut de ensueño el lunes en la noche con el uniforme de los Dbacks de Arizona, una divisa que sigue apostando por la juventud, soñando con un futuro prometedor.
El venezolano, prospecto 16 de la organización, había comenzado el año en Doble-A y luego de 11 apariciones, en las que dejó efectividad de 4.33, fue ascendido a Triple-A. En su última aparición maravilló a todos, lanzando 6.0 innings sin hits ni carreras e imponiendo un récord personal con 13 ponches. Aquella ejecución lo distinguió como el mejor lanzador de la primera semana de julio en la Liga de la Costa del Pacífico.
Y el manager Torey Lovullo lo supo de inmediato. El criollo podría ser un as bajo la manga que lo ayudará a sortear las muchas bajas que ha sufrido su pitcheo. Lo llamaron, le dieron la confianza y él no titubeó, estaba listo hace mucho,
“Siempre dije: Tengo que superarme. Ser alguien en la vida’… Por eso trabajaba todos los días y le pedía a Dios para que se me cumpliera uno de mis sueños, que es esté. Quiero disfrutar mi momento en el Chase Field… con el equipo que me dio la oportunidad”,
Yilber Díaz a Dbacks.com
Yilber Díaz y su primer gran rival en la MLB
El rival, del venezolano, fueron los poderosos Bravos de Atlanta, pero poco importó. El prometió disfrutarlo y vaya que cumplió. Lanzó 6.0 entradas de solo cuatro hits y una carrera, un boleto y cinco ponches. 53 de sus 83 lanzamientos estuvieron en zona de strike y 48 oscilaron entre las 94 y 98.1 millas por hora. Su recta de cuatro costuras fue el principal arma de un arsenal que completaron el slider y la curva de nudillo.
La única concesión que permitió fue en el primer inning, cuando una recta de 97 millas por hora se quedó en la zona de poder de Austin Riley. De ahí en adelante, no pudieron descifrarlo siquiera una vez más. Terminó sin decisión porque la definición del juego llegó en entradas extras, dejó una efectividad de 1.50 y un WHIP de 0.83.
Inmediatamente acaparó la atención de la afición y, para sorpresa de muchos, la historia tras su ascenso resultó más espectacular que su aparición monticular.
El jovencito había renunciado al beisbol, luego de sufrir una lesión y no lograr pactar con nadie cuando tenía 16 años, la edad cumbre para los peloteros que aspiran llegar al beisbol organizado. Dos años después emigró a Perú, buscando reescribir su historia alejado del deporte. Fue vendedor ambulante e hizo muchos trabajos informales para mantenerse y poder, de alguna forma, ayudar a la familia que había dejado en Venezuela.
En un semáforo, según detalla la página web de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, alguien se interesó por su físico y al conocer su historia le brindó una nueva oportunidad, permitiéndole regresar a casa para encontrarse con el beisbol.
En enero de 2020, Yilber Díaz llegó a un acuerdo con Gregory Blanco, Coordinador de Scouts en Venezuela, y Francisco Cartaya, Crosschecker Internacional. Estaba de vuelta y nada lo iba a parar, ni siquiera la pandemia que lo atrapó en República Dominicana, a donde había sido enviado para seguir desarrollándose. Entrenó por más de medio año sin garantías, pero con la firme convicción de que no iba a echar por tierra su segunda oportunidad.
Volvió a Venezuela para el último trimestre de 2020, cuando abrieron los aeropuertos y unos cinco meses después ya había firmado con Arizona. El resto es historia o quizás tan solo el prólogo.
“Dejé de jugar beisbol por un tiempo.. Pero una vez que lo retomé, tenía una meta y no iba a parar hasta lograrla. Trabajé muy duro para conseguirlo y siempre tuve la esperanza de que sucedería. Sigan trabajando muchachos, no le bajen. Es muy importante trabajar y arrodillársele a Dios para estar aquí donde yo estoy”, concluyó.
Yilber Díaz a MLB.com